Las fuerzas yang y yin se corporizan en la materia a través de los cinco elementos:
la madera el fuego la tierra el metal el agua
Cada uno de estos elementos o movimientos, tiene correspondencia con una emoción, una estación del año, un órgano, un color, un sabor, etc.
De modo que los cinco elementos nos brindan las herramientas para elaborar un diagnóstico, un pronóstico y un tratamiento.
Frente a una patología dada la acupuntura en general se encara de dos maneras, al igual que la homeopatía.
Puede actuar directamente sobre la misma, esto es, una “acupuntura sintomática” u “organicista”, una acupuntura que trabaja sobre un síntoma, la “expresión” de un cuerpo, lo cual no permite que la verdadera etiología no sea descubierta ni tratada. Esto, a su vez, origina que la enfermedad aparezca nuevamente con otro rostro. Por lo tanto, se trata en principio de una medicina de compostura y urgencia, y ya que paliar no significa curar se entiende que una medicina de esta naturaleza sólo es opción o es válida para los cuadros agudos, infecciosos o traumatismos. También existe otro tipo de acupuntura más elaborado, sutil y complejo, una acupuntura inspirada en las causas y no en los efectos; en la energía del paciente, en lo que Hahnemann postulaba “lo digno de ser curado”.