Cuando Allah quiere la misericordia con uno de sus siervos, comienza por abrirle los ojos para que conozca sus propios defectos Parte de los hombres ignoran sus propios vicios. Ven fácilmente una paja en el ojo de su hermano, y en el suyo no ven un tronco.
«Cuatro son los métodos que puede seguir el que quiera conocer sus propios defectos.»Consiste en ponerse bajo la dirección de un maestro entendido en asuntos espirituales, conocedor de todos los defectos y vicios del corazón, aun de los más secretos, al cual exponga su estado y abra su conciencia, para seguir después fielmente sus consejos sobre el combate ascético que ha de emprender.Este método es, en nuestros días, raras veces seguido.»
Búsquese un amigo sincero, entendido y piadoso, y encomiéndesele el cargo de vigilarnos cuidadosamente, observando todos nuestros actos, los más ligeros movimientos de nuestro espíritu, a fin de que luego nos indique los hábitos, acciones y defectos, así exteriores, como interiores, que él crea vituperables.
Consiste en adquirir la noticia de nuestros vicios por lo que de nosotros digan los enemigos, pues quizá aprovecha más al hombre un enemigo que le odie y publique sus vicios, que un amigo traidor que le alabe y adule ocultándoselos.
Lo que hay es que la naturaleza instintivamente nos impulsa a no dar crédito al testimonio del enemigo, atribuyendo a la envidia sus censuras.
Consiste en tratar con toda clase de personas y todo lo que de vituperable en ellas se advierta, atribuírnoslo a nosotros mismos, considerándonos como reos de los mismos vicios.
Autor : Rcc
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